El grooming es una práctica de ciberacoso sexual en la que una persona adulta engaña a un niño, niña o adolescente con fines sexuales.
Es la modalidad utilizada con mayor frecuencia en redes sociales por pedófilos y pederastas para ganarse la confianza de las y los menores e incluso,
establecer vínculos emocionales para conseguir fotos o videos de tipo sexual protagonizados por las niñas, niños y adolescentes o inclusive, llegar a
mantener un encuentro sexual.
Se trata de una de las principales amenazas que pueden encontrar las y los menores de edad cuando navegan utilizando sus dispositivos digitales, pues
los depredadores sexuales se esconden bajo la fachada de identidades inventadas y perfiles falsos para lograr sus objetivos.
De acuerdo a informes internacionales, hasta un 20% de niñas y niños manifiestan haber sido víctimas de grooming y el 15% en más de una ocasión.
La edad más frecuente son los 15 años y al menos el 40% de adolescentes en este rango, indican que recibieron un mensaje de contenido sexual.
¿Cómo actúan los ciberacosadores?
Lo habitual es que se hagan pasar por otro niño, niña o adolescente en una red social y así establecen contacto con sus víctimas, mediante técnicas de
manipulación y engaño, para conseguir que le envíen una imagen o video de tipo sexual.
Una vez que logran esa primera imagen, comienza una fase de extorsión o chantaje, en la que amenazan a su víctima con compartir dicho material entre
su familia y amistades, obligándoles a su vez a enviar más fotografías y videos de índole sexual o incluso concretar un encuentro.
Al final, la víctima se encuentra en una trampa, un círculo perverso del que es difícil salir.
En muchas ocasiones, el grooming y el sexting van de la mano, porque las víctimas no son conscientes de los riesgos que implica enviar sus imágenes
personales a otra persona, especialmente a desconocidos que se hacen pasar por menores de edad.
¿Cómo darte cuenta que son víctimas de grooming o ciberacoso sexual?
Pueden registrarse uno o varios cambios de hábitos, entre los que se incluyen:
- Cambio de hábitos
- Dejar de practicar sus actividades preferidas
- Altibajos en el rendimiento escolar
- Cambio en los hábitos alimenticios
- Oculta sus comunicaciones por internet o en el teléfono celular
- Disminuye su capacidad de concentración
- Falta a clases
- Cambios en el estado de ánimo:
- Cambios repentinos de humor
- Reacciones agresivas
- Tensión permanente
- Momentos de tristeza, apatía o indiferencia
- Cambios en sus relaciones:
- Cambia de amistades de forma inesperada o extraña.
- Presenta reacciones extremas frente a algunas bromas o comentarios.
- Muestra miedo de salir de casa o incluso no quiere hacerlo.
- Hay falta de comunicación.
- Cambia su relación con las personas adultas.
- Síntomas físicos o psicosomáticos:
- Cambio del lenguaje corporal frente a la presencia de determinadas personas.
- En el espacio escolar, prefiere estar en los espacios en los que siente más protección y control, como rincones o paredes.
- Manifiesta dolencias frecuentes.
- Presenta lesiones físicas sin explicación.
- Refiere mareos.
¿Cómo prevenir el grooming o ciberacoso sexual?
Es necesario que niñas, niños y adolescentes comprendan los riesgos de ciertas acciones en la red, así como el uso de las nuevas tecnologías también en
el ámbito afectivo-sexual, para saber cómo detectar los peligros y consecuencias del mundo digital.
Tanto en el mundo virtual como en el mundo real, deben comprender que hay personas que cuando se les acercan, podrían tener intenciones que
lastimen tanto su cuerpo, como su privacidad.
Enséñales a:
• Rechazar todo mensaje de tipo sexual.
• No publicar imágenes ni datos personales con los que se le pueda identificar o localizar.
• Utilizar perfiles privados y no aceptar solicitudes de amistad de personas desconocidas.
• No subir a redes sociales contenidos de carácter sexual o compartirlos con otras personas, por mucha confianza que sientan.
• Haz énfasis en que todo lo que sale de su computadora, tableta o teléfono, queda fuera de su control y puede llegar a cualquier persona en cualquier
lugar, incluyendo personas con malas intenciones.
• A no caer en chantajes y que, a la primera señal de ello, deben contárselo a una persona adulta.
Poner la computadora en un lugar de convivencia común, conocer su actividad en la red y aprender el uso de la tecnología en familia son prácticas a favor
de la ciberseguridad. Considera que no se trata de invadir su privacidad, pero sí de saber con quiénes y por qué están teniendo contacto.
Conocer e informarse ¡es el Efecto Prevención!
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